FUTURO DE LOS PROFESIONALES

El nuevo perfil del abogado

El ejercicio del derecho está atravesando varios cambios de paradigma, por lo que muchos estudios jurídicos ya están sumando a jóvenes abogados a sus equipos para diversificar sus servicios y aprovechar con éxito este gran desafío que tiene por delante.



Lo digital está cambiando todos los aspectos de la vida cotidiana y el ejercicio de la abogacía no está exenta de esta transformación. A pesar de que algunos pensadores sostienen que esta revolución tecnológica pone en riesgo la profesión, sería más prudente analizar cuáles serán los cambios en el modo de ejercerla y sobre todo en las características profesionales que los abogados deberán desarrollar de ahora en más.

Aunque esta nueva generación de abogados es conocida por estar muy bien preparada académicamente, es cierto que no todos cuentan con las habilidades necesarias para trabajar en el mercado actual.

De acuerdo a un relevamiento realizado por la revista Forbes, existen ciertas competencias y habilidades que tienen más impacto positivo en el desempeño profesional:


Trabajar en equipo
El avance tecnológico en las comunicaciones, la multiplicación de apps y el uso de las redes sociales, son algunos de los hechos que dieron comienzo a la era de la colaboración. Los profesionales de los estudios jurídicos necesitan incorporar rápidamente la capacidad de trabajar en equipo, conectar con otros, formar redes, cooperar, pensar de manera colaborativa.


Ser innovador y agregar valor al cliente
Es una realidad que el cliente actual maneja casi la misma información que el abogado, por lo que la información legal ya no es un activo valioso. Lo importante es cómo el profesional logra reinventar el valor agregado que ofrece a sus clientes y con cuánta creatividad utiliza esa información disponible. Las fortalezas del abogado van a pasar por sus habilidades blandas como la inteligencia emocional, la capacidad de tomar decisiones y resolver problemas, o el pensamiento innovador.


Seleccionar, analizar y procesar información.
Todos buscan profesionales que sean capaces de transformar los millones y millones de datos existentes en información, y esa misma información en inteligencia que sirva para tomar decisiones. Tal vez éste sea uno de los fenómenos que más pone en riesgo a muchas de las profesiones tradicionales. Algunos piensan que serán necesarios profesionales con un gran talento para gestionar y organizar las enormes cantidades de contenidos legales complejos que deben ser analizados y procesados con inteligencia estratégica.


Utilizar de manera inteligente la tecnología.
Los abogados deberán también ser especialistas en tecnología, ser capaces incorporarla, entenderla, y apalancarse en ella para mejorar la efectividad en el trabajo. Las nuevas herramientas tecnológicas, bien aprovechadas, pueden simplificar las tareas de los abogados. Pueden dar más tiempo para que hagan lo que mejor saben hacer y no pierdan horas interpretando datos, algo que puede automatizarse.

Por lo que vemos, estamos atravesando un escenario marcado por la automatización de ciertas tareas, la necesidad de brindar nuevos e innovadores servicios de valor agregado al cliente, y la existencia redes de abogados que trabajan de manera colaborativa. Todas estas variables pueden generar una crisis o una gran oportunidad. El futuro es muy alentador y surgen desafíos que pueden cuestionar las tradicionales reglas de juego del mundo jurídico.